La producción de sangre depende de células madre hematopoyéticas (CMH) y células madre y progenitoras hematopoyéticas (CMHP) poco frecuentes que, en última instancia, se instalan en la médula ósea durante el desarrollo. Las CMHP y las CMH están sujetas a una regulación extrínseca por parte del microambiente o nicho de la médula ósea. El estudio de las interacciones entre las CMH y su nicho es fundamental para mejorar las condiciones de cultivo ex vivo y la manipulación genética de las CMH, lo que resulta fundamental para mejorar las terapias y los trasplantes autólogos con CMH. Además, comprender cómo se altera la compleja red molecular de la médula ósea durante el envejecimiento es fundamental para desarrollar nuevas terapias para los trastornos hematopoyéticos relacionados con el envejecimiento.
