El tratamiento de la artritis reumatoide (AR) ha evolucionado desde la simple traducción directa de los resultados de eficacia de los fármacos de los ensayos clínicos a la atención del paciente, hasta un proceso longitudinal más complejo que considera no sólo la eficacia de los fármacos sino también la seguridad gestalt de un tratamiento y los perfiles y preferencias de los pacientes, así como los factores sanitarios y económicos. Las estrategias contemporáneas de tratamiento de la AR pueden adoptar un enfoque más holístico, más allá de la mera eficacia, para el establecimiento de objetivos que conduzcan a un mejor cumplimiento en lugar de éxitos aspiracionales, teniendo en cuenta el perfil de multimorbilidad y las preferencias de cada paciente, así como el perfil de seguridad de cada tratamiento. En última instancia, el objetivo sigue siendo el mismo: maximizar la calidad de vida relacionada con la salud; Sin embargo, con un enfoque en el equilibrio óptimo más que en los superlativos.