La memoria inmunitaria innata representa una barrera para el éxito del trasplante de riñón. El descubrimiento de que las toxinas urémicas en personas con insuficiencia renal inducen una inmunidad entrenada sugiere que, a medida que progresa la enfermedad renal crónica, los macrófagos de memoria de larga duración promueven la inflamación crónica sistémica, lo que podría contribuir al rechazo del trasplante de órganos.