El olfato desempeña un papel crucial en la distinción de olores, permitiendo a los organismos buscar beneficios y evitar peligros. Los receptores olfativos (OR), caracterizados por bolsas de unión altamente variables, facilitan la detección de diversos odorantes tanto de ambientes externos como internos. Los OR nasales, expresados en neuronas sensoriales olfativas (OSNs), son cruciales para la cognición olfativa y la plasticidad neuronal asociada. Por el contrario, los OR extranasales, expresados en tejidos extraolfativos, detectan sustancias químicas específicas y modulan procesos celulares como la proliferación, la migración, la inflamación y la apoptosis. La expresión o disfunción aberrante de los OR se ha relacionado con numerosas enfermedades humanas, como la anosmia, la demencia, las dermatopatías, la obesidad, la infertilidad, el cáncer, los trastornos respiratorios, la aterosclerosis y las infecciones víricas.
