La identificación de la amilina como una hormona peptídica glucorreguladora con funciones en la saciedad al final de la comida impulsó un auge en el desarrollo experimental, que culminó con la pramlintida, un fármaco mimético de amilina. La pramlintida fue aprobada por la FDA en 2005 para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 1 y la diabetes tipo 2 insulinodependiente, y también se exploró como un nuevo tratamiento contra la obesidad. A pesar de este prometedor potencial, los esfuerzos para desarrollar una terapia antiobesidad basada en amilina se estancaron debido a las dificultades en cuanto a la frecuencia de dosificación, la seguridad y la formulación. Los avances en la química de péptidos han revitalizado el campo de la amilina al permitir la fabricación de nuevas moléculas eficaces basadas en amilina, lo que ha dado lugar a terapias que ahora están a punto de ser aprobadas.
