El uso no médico de andrógenos (esteroides anabólicos-androgénicos o AAS) es una realidad cada vez más frecuente en la práctica clínica, especialmente entre los hombres jóvenes que participan en el entrenamiento de fuerza. Muchos pacientes se presentan con complicaciones o quejas relacionadas con el uso de andrógenos, pero a menudo reciben un apoyo médico limitado debido a la falta de familiaridad de los clínicos, el estigma, o la percepción de que la abstinencia es una condición indispensable para la atención. Esta falta de apoyo hace que muchos usuarios recurran a foros en línea y fuentes no reguladas para obtener orientación. Los autores proponen un marco práctico para el manejo de los pacientes que abusan de andrógenos, enfatizando un enfoque diagnóstico sin prejuicios. El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada para estimar la exposición acumulada (duración, frecuencia, dosificación, tipos de compuestos) y debe ser apoyado por hallazgos sugestivos como gonadotropinas indetectables o marcadamente suprimidas, ginecomastia de aparición adulta, acné truncal, o dislipidemia. El manejo clínico se basa en una estrategia dual que busca apoyar la cesación cuando es posible y mitigar el daño cuando no lo es.