La obesidad infantil es un problema de salud mundial, cuya prevalencia se ha triplicado desde 1975. Este aumento se ha producido principalmente en países en desarrollo, pero también en aquellos con un nivel económico alto. Actualmente, existen múltiples definiciones de obesidad; sin embargo, una de las más precisas es la que la define como la acumulación excesiva de adiposidad corporal y no como un exceso de peso corporal. En niños y adolescentes, el exceso de adiposidad se relaciona con la aparición de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta y con numerosas comorbilidades, como el síndrome metabólico, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2, la hipertensión y la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica, entre otras. Un adecuado conocimiento del impacto sobre la salud de la adiposidad disfuncional así como su diagnóstico preciso permitirá a los profesionales de la salud abordar esta condición de forma más precisa e integral, y mejorar sustancialmente el riesgo cardiometabólico asociado y el pronóstico.