Tres ingredientes crean las trayectorias inmunitarias sorprendentemente variables observadas en las poblaciones humanas: (i) variación genética, (ii) generación a escala individual de diversidad genética adicional únicamente en los linfocitos, y (iii) la colisión de estos procesos con un entorno cambiante a lo largo de la vida, lo que desencadena respuestas plásticas que pueden tener efectos duraderos. Este trabajo explora qué genera o reduce la variación inmunitaria, integrando avances empíricos recientes con posibles principios evolutivos generales. Los autores postulan que cada uno de los múltiples componentes del sistema inmunitario presenta compensaciones (como la autodefensa-autolesión y la inversión en flexibilidad para retener la memoria en futuras respuestas) que varían a lo largo de la vida, y que la variación en cómo los componentes inmunitarios equilibran estas compensaciones aumenta la homeostasis ante amenazas externas e internas. Desentrañar los mecanismos que configuran la diversidad inmunitaria podría fundamentar estrategias eficaces para gestionar las interacciones microbianas y mitigar la carga de enfermedades crónicas inmunomediadas.
