La hipertrigliceridemia se asocia con un aumento de la morbilidad y la mortalidad por pancreatitis y enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Las terapias tradicionales, incluidos los fibratos y los ácidos grasos omega-3, han demostrado una eficacia limitada para controlar los niveles de triglicéridos y el riesgo cardiovascular. Esta revisión explora el papel de las terapias emergentes que se dirigen al metabolismo de los triglicéridos y las lipoproteínas ricas en triglicéridos a través de nuevas vías bioquímicas.