Aunque tanto el gasto como la ingesta energética cambiaron significativamente, la exposición al frío (CE) tuvo un impacto mínimo en el balance energético de las personas con obesidad. En combinación con el alto nivel de incomodidad, estos resultados cuestionan la eficacia de la CE como intervención capaz de producir cambios significativos en el peso y la composición corporal en personas con obesidad.
