Aunque existe una clara asociación clínica comprobada de la diabetes tipo 2 (DT2) con trastornos metabólicos como la obesidad y la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), la existencia de un número significativo de sujetos con obesidad que no son diabéticos sugiere características aún no descubiertas de tales relaciones. Aquí, los autores proponen que una proporción significativa de individuos puede albergar un perfil inmunológico que los hace susceptibles a desarrollar DT2. Observamos la heterogeneidad de los monocitos circulantes y los macrófagos tisulares en órganos que son clave para los trastornos metabólicos como el hígado, el tejido adiposo blanco (WAT) y el páncreas endocrino, así como su contribución a la génesis de la DT2.