Las deformaciones tisulares son una característica central del desarrollo, desde la embriogénesis temprana, el crecimiento y la construcción del plan corporal hasta el establecimiento de órganos funcionales. Estas deformaciones a menudo resultan de fuerzas contráctiles activas generadas por las células y los colectivos celulares, y están mediadas por cambios en sus propiedades mecánicas. Las fuerzas mecánicas impulsan la formación de arquitecturas orgánicas funcionales, pero también coordinan el comportamiento celular y las transiciones de destino, asegurando la robustez del desarrollo. Esta revisión explora en profundidad la cuestión centrándose en el desarrollo.