La salud humana depende de la salud del planeta; sin embargo, la atención médica puede tener consecuencias imprevistas para la salud del planeta. Las emisiones del sector salud incluyen gases de efecto invernadero, contaminación atmosférica y contaminación por plásticos, además de contaminación química. La contaminación química que provoca disrupciones endocrinas se ha asociado con los plásticos, que son fuente de aditivos preocupantes como ftalatos, bisfenoles, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, y retardantes de llama (todos presentes habitualmente en productos sanitarios). En este artículo, revisamos estrategias basadas en la evidencia para mitigar los efectos ambientales de la atención médica. Nos centramos en las acciones de los endocrinólogos, como reducir la demanda de servicios de salud mediante una mejor salud preventiva, priorizar la atención de alto valor y mejorar la sostenibilidad de los equipos médicos y farmacéuticos mediante la adopción de principios de economía circular (como reducir, reutilizar y, en última instancia, reciclar).