La temperatura corporal central (T b ) es un determinante establecido desde hace mucho tiempo de la longevidad en las especies. En esta Perspectiva, primero resumimos la evidencia que demuestra que la reducción de T b aumenta la esperanza de vida y que una T b más baja contribuye a los efectos antienvejecimiento de la restricción calórica. Los autores analizan los datos recientes que divergen de las hipótesis previas sobre los mecanismos por los cuales la T b afecta la longevidad, sugiriendo que estos no se limitan ni a la termodinámica de las reacciones químicas no enzimáticas, ni a la formación reducida de especies reactivas de oxígeno mitocondriales ni a la tasa metabólica reducida. En cambio, hallazgos recientes en invertebrados muestran que el frío promueve la longevidad a través de vías específicas que incluyen la detección de nutrientes y la proteostasis, así como la modulación de la termodinámica de las proteínas y los ácidos nucleicos al cambiar su estructura y función, por ejemplo, afectando los canales iónicos sensibles a la temperatura, las mutaciones de Dauer sensibles a la temperatura de larga duración, la estabilidad de pares de bases y las estructuras de ARN de tallo-bucle.