Durante más de un siglo, la radioterapia ha revolucionado el tratamiento del cáncer. Los avances tecnológicos apuntan a administrar dosis altas a los tumores con mayor precisión y, al mismo tiempo, minimizar los efectos no deseados en los órganos en riesgo. A pesar de los avances, como la administración de radioterapia de alta precisión guiada por imágenes, los efectos tóxicos a largo plazo en los tejidos sanos siguen siendo un gran desafío clínico. En esta revisión, se resumen los mecanismos comunes que impulsan los efectos secundarios agudos y a largo plazo y analizamos las estrategias de monitoreo para los sobrevivientes de la radioterapia. Se exploran formas de mitigar los efectos tóxicos a través de nuevas tecnologías y la selección y el asesoramiento adecuados de los pacientes. Además, se abordan las políticas y las estrategias de gestión para minimizar la gravedad y el impacto de la toxicidad durante y después del tratamiento. Finalmente, se examina las posibles ventajas de las tecnologías emergentes y los enfoques innovadores para mejorar la conformidad, la precisión y minimizar los efectos no deseados.