El corazón es un órgano con una marcada predisposición sexual, ya que el sexo determina innumerables aspectos de la salud y las enfermedades cardíacas. Los cromosomas sexuales y las hormonas sexuales (testosterona, progesterona y estrógeno) establecen y perpetúan la división entre el miocardio masculino y femenino. En este artículo, se sintetiza la creciente evidencia de que los cromosomas sexuales y las hormonas sexuales influyen sustancialmente en la forma, la función y la disfunción del corazón de una manera dependiente del contexto, poniendo foco también en los modelos de estudio en murinos.