La evolución del cáncer puede generar tumores con la capacidad de resistir múltiples tratamientos, con estructuras químicas y mecanismos de acción distintos. Este fenotipo de resistencia a múltiples fármacos (MDR) ha sido durante mucho tiempo un desafío sustancial en la terapia oncológica. A pesar de los beneficios comprobados de los tratamientos sistémicos, como las quimioterapias, las terapias dirigidas molecularmente y las inmunoterapias, en diversos tipos de cáncer, la MDR se presenta inevitablemente en algún momento de la evolución de la enfermedad y su tratamiento en la mayoría de los pacientes. Desde el descubrimiento de la MDR en la década de 1960, se ha profundizado nuestra comprensión de los mecanismos subyacentes. Sin embargo, actualmente existen pocas estrategias para combatir la RMF en el ámbito clínico, y se carece de enfoques para trasladar sistemáticamente el conocimiento de los nuevos mecanismos y tratamientos de la MDF del laboratorio a la práctica clínica.