La conducta alimentaria y los ritmos circadianos están estrechamente relacionados. El tipo, el momento y la cantidad de alimentos consumidos, así como los ritmos circadianos del huésped, influyen directamente en la microbiota intestinal, que a su vez afecta a los ritmos circadianos del huésped y regula la ingesta de alimentos más allá de la alimentación homeostática. En esta revisión narrativa se analiza el impacto de la ingesta de alimentos y las alteraciones circadianas inducidas por un entorno obesógeno en la señalización del eje intestino-cerebro.