El ejercicio tiene efectos antiaterogénicos y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esto está mediado, en parte, por los impactos hemodinámicos directos del ejercicio sobre la función, la estructura y la salud arterial. En este trabajo, hecho en población joven y sana, el entrenamiento aeróbico aumentó el diámetro basal de la arteria femoral y la dilatación mediada por flujo, que depende del endotelio y está mediada por el óxido nítrico, en ambos sexos. El entrenamiento de fuerza tuvo un impacto beneficioso pero menor. Las mujeres y los hombres respondieron al entrenamiento aeróbico, pero sólo los hombres respondieron positivamente al entrenamiento de fuerza en este estudio.