El hierro está involucrado en procesos metabólicos biológicos fundamentales y está ajustado con precisión dentro del cuerpo para mantener la homeostasis del hierro celular, tisular e incluso sistémica. El AT (tejido adiposo) no solo sirve como depósito de almacenamiento de energía, sino que también representa el órgano endocrino más grande del cuerpo humano, junto al tejido muscular, manteniendo la homeostasis metabólica sistémica. Como tejido único que detecta el hierro, el AT expresa factores reguladores relacionados, incluida la hepcidina clásica, la ferroportina (FPN), la proteína reguladora del hierro/elemento sensible al hierro (IRP/IRE) y la ferritina. En consecuencia, la interacción entre el AT y el hierro está intrincadamente entrelazada. El desequilibrio de la homeostasis del hierro produce los riesgos potenciales de esteatosis, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina, lo que conduce a enfermedades por disfunción del AT, incluida la obesidad, la diabetes tipo 2 y la enfermedad hepática esteatósica asociada a la disfunción metabólica (MASLD). A pesar de que el papel del hierro en el AT ha ganado cada vez más atención en los últimos años, sigue faltando una revisión integral que organice sistemáticamente la conexión entre el hierro y el AT.
