os medios de comunicación han posicionado recientemente el entrenamiento en Zona 2 (definido como ejercicio de baja intensidad por debajo del umbral de lactato) como la intensidad óptima para mejorar la capacidad oxidativa mitocondrial y de ácidos grasos, favoreciendo así la salud cardiometabólica y la prevención de enfermedades crónicas. Estas recomendaciones se basan principalmente en datos observacionales de atletas de resistencia de élite que realizan grandes volúmenes de entrenamiento en Zona 2 y poseen una alta capacidad oxidativa mitocondrial y de ácidos grasos. Sin embargo, cuestionamos la amplia aprobación del entrenamiento en Zona 2 para el público general, ya que contradice la evidencia sustancial que respalda el uso del ejercicio de alta intensidad para mejorar la capacidad mitocondrial y la salud cardiometabólica. Revisión narrativa que explora críticamente la cuestión.