El entorno de la unidad de cuidados intensivos (UCI) es uno de los más desafiantes para la salud del músculo esquelético. La atrofia asociada con la atención clínica es distinta de la observada con la inactividad o la inmovilización en ausencia de enfermedad y se ve exacerbada por el envejecimiento. La pérdida muscular sustancial en la UCI probablemente se deba a la presencia de inflamación, proteólisis elevada, reposo en cama y desnutrición. Los parámetros del músculo esquelético al momento del ingreso son predictivos de mortalidad y otros resultados clínicamente importantes. Los objetivos del tratamiento para mitigar la pérdida muscular son la movilización temprana y el suministro adecuado de nutrientes, especialmente proteínas, utilizando un enfoque individualizado para apoyar el mantenimiento y la recuperación del músculo esquelético.