Las personas con diabetes tipo 1 presentan un riesgo cardiovascular significativamente mayor en comparación con la población general. Los factores de riesgo tradicionales incluyen hipertensión, dislipidemia y obesidad. Sin embargo, quienes padecen diabetes tipo 1 se enfrentan a la resistencia a la insulina inducida por el tratamiento y a la disfunción de las hormonas pancreáticas e incretinas, lo que provoca disglucemia, la cual también afecta al riesgo cardiovascular. Con la aparición de terapias basadas en incretinas dirigidas a estas vías receptoras (agonistas de los receptores GLP-1/GIP), ahora existe la posibilidad de abordar directamente los déficits metabólicos para abordar el riesgo cardiometabólico en una población con diabetes tipo 1.
