El síndrome del intestino irritable y la sensibilidad no celíaca al gluten o al trigo son dos trastornos estrechamente relacionados con una fisiopatología compleja y poco conocida. Es posible que en el pasado se haya sobreestimado el papel del gluten, pero es probable que determinados componentes del trigo, junto con las interacciones entre el intestino y el cerebro, desempeñen un papel en ambos trastornos.